El día del Párroco se celebra 4 de agosto en conmemoración de san Juan María Vianney, conocido como el Cura de Ars.
Este sacerdote francés, nacido en 1786, vivió su sacerdocio como manifestación del amor de Jesús por todos los hombres.
Él decía:
"El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús."
Vivió su vocación junto a los fieles del pueblito de Ars. A ellos se consagró totalmente: visita a todas las familias casa por casa, cuida de los niños y los enfermos, recibe y socorre a los más pobres, pasa largas horas en el confesionario escuchándolos y ofreciéndoles el perdón de Jesús.
Su santidad, su amor, su gran capacidad para escuchar y aconsejar se volvieron célebres en Francia y en toda Europa. Por eso de otros pueblos, ciudades y países comenzaron a llegar peregrinos que querían conocer al humilde párroco.
Incansable, vive en oración, crea un hogar para los niños huérfanos de su pueblo y alrededores, es generoso y desinteresado. "Yo no presto, yo doy... porque Jesús me dio primero a mi."
Fallecido en 1859, llorado por todo su pueblo, el Papa Pio XI lo canonizó (lo declaró santo) el 31 de mayo de 1925.
Tres años después, lo declaró Patrono de los párrocos.
El 19 d ejunio de 2009, el papa Benedicto XVI lo proclamó "Patrono de todos los sacerdotes del mundo."
Algunas de sus frases:
"El medio más sencillo de encender esta llama –el amor de nuestro Señor- en el corazón de los fieles es explicarles el Evangelio."
La Santa Virgen está entre su Hijo y nosotros. Aunque seamos pecadores, ella está llena de ternura y de compasión hacia nosotros. El niño que más lágrimas ha costado a su madre es el más querido. ¿No corre una madre siempre hacia el más débil y expuesto? Un médico en un hospital, ¿no presta más atención a los más enfermos?"
* María, no me dejes ni un instante, estate siempre a mi lado. Volvamos a ella con confianza, y estaremos seguros de que, por miserables que seamos, ella obtendrá la gracia de nuestra conversión.
María es tan buena que no deja de echar una mirada de compasión al pecador. Siempre está esperando que le invoquemos.
En el corazón de María no hay más que misericordia".
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