Nos reunimos en torno al taller de José, un lugar pequeño en tamaño, pero de puertas y corazón abiertos al servicio. ¡Todo lo hacía con amor y alegría!
Al igual que José nos pusimos en acción. Elaboramos pesebres para cada uno de nuestros hogares.
Toda la escuela siguiendo
a María y a José se puso en camino a Belén, con la esperanza de encontrar un
lugar para que nazca su Niño.
¡Ha nacido el Niño! ¡¡Santo
en el Pesebre!! Este Jesús Niño nos llama a cada uno y a cada una, en cada
Navidad, a disponer nuestro corazón y nuestra vida para ser santos en el
pesebre.
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