Cuarto domingo de Cuaresma
JESÚS cura a un hombre ciego de nacimiento
El muchacho ciego, antes de poder ver con los ojos del cuerpo, lo vio a Jesús con los ojos de la FE.
Los otros hombres, que veían bien con sus ojos, no veían bien con el corazón. No reconocían a Jesús.
PIDAMOS A JESÚS QUE ABRA BIEN LOS OJOS DE NUESTROS CORAZONES, para que podamos reconocerlo presente en nuestros hermanos.
En mamá, papá, los amigos, los vecinos, las seños y profes...¡ESTÁ PRESENTE JESÚS!
¡JESÚS ES EL MEJOR OCULISTA!
ÉL NOS DEVUELVE LA VISTA Y NOS ENSEÑA A MIRAR CON AMOR
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