Hoy, Domingo de Ramos, celebramos la entrada de Jesús a Jerusalén
Jerusalén era la capital de Judea, la ciudad santa, donde estaba el templo.
Era en Jerusalén donde Jesús sería definitivamente aceptado o rechazado...
Donde Jesús entregaría su vida en el acto de amor más grande.
Hoy nosotros también queremos recibir a Jesús.
Le decimos en familia:
Señor Jesús, ven a mi vida.
Te abro las puertas de mi corazón.
Señor Jesús, ven a mi familia.
Te abro las puertas de mi hogar.
Señor Jesús, ven a mi grado.
Te abro las puertas de mi escuela.
Como entraste en Jerusalén,
manso y humilde en tu burrito,
entra ahora en mi corazón,
que con alegría te recibe, mi Señor.
Amén
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